martes, 9 de septiembre de 2014

ELMER



ELMER
 Narrador:    Había una vez una manada de elefantes.
Había elefantes jóvenes,
Elefantes viejos,
Elefantes altos,
Elefantes bajos.
Elefantes así y asá, todos diferentes, pero todos felices y todos del mismo color
Todos menos Elmer.

Elmer era distinto
Elmer era amarillo como el sol
    

Pajarito 1:        y naranja como el fruto de otoño
            2:    y rojo como la amapola
            3:    y rosa como el algodón de azúcar
            4:    y morado como
            5:    y azul como el cielo
            6:    y verde como la hierba
            7:    y negro como la noche
            8:    y blanco
Pájaros 
(Todos):  ¡Elmer es multicolor!
 Narrador:    Elmer no era de color elefante.
Y era precisamente Elmer el que hacía reír a los demás elefantes.
 Elefantes ¡Elmer es el más divertido!
                   ¡El más juguetón!
                   ¡El más colorido!
                  ¡Y el más glotón!      
Elmer: ¿por qué me llamas glotón?
 Elefante: ¡pues porque comes un montón ¡
 Narrador:    Unas veces Elmer gastaba bromas y otras se las gastaban a él
 Elmer: ja, ja, ja
 Elefante:     ¡Por los colores de Elmer!
Narrador:    Una noche Elmer no podía dormir. No hacía más que pensar,
Pensar, y pensar.
Le rondaba por la cabeza que estaba cansado de ser diferente.
 Elmer: ¿Dónde se ha visto un elefante de colores?
¡No me extraña que se rían todos de mí!
¡Yo me las piro vampiro!
 Narrador:    A la mañana siguiente, antes de que la manada terminara de despertarse
Elmer se marchó sigilosamente sin que nadie se diera cuenta.
Caminando por la selva, Elmer se cruzó con muchos animales.
 Cebra:   Buenos días, Elmer
 Elmer: Buenos días señoría
 León:        ¿Dónde vas con tanta prisa?
 Elmer: No me hables que me da la risa
 Tortuga:      ¿Te puedo acompañar?
 Elmer: ¡Con lo lenta que vas, te quedarás atrás¡
 Narrador:    Después de una larga caminata,
Elmer encontró lo que buscaba,
Un árbol grande repleto de bayas de color elefante que con su trompa  sacudió y sacudió una y otra vez para que las bayas se desprendieran de las ramas.
Cuando el suelo quedó cubierto de frutos, Elmer se tumbó y empezó a rodar para un lado. para el otro. una y otra vez .
Cuando terminó de revolcarse, ¡Elmer tenía el aspecto de cualquier otro elefante!
 Elmer: ¡Por fin soy otro, otro igual que los demás!
Narrador:    Por el camino de vuelta 
Elmer se volvió a cruzar con otros animales.
Cocodrilo:    Buenos días, señor elefante
Elmer: ¡Elefante guapo y elegante!
Narrador:    Elmer se encontraba alegre al ver que no los animales de la selva no le reconocían.
Cuando llegó a casa, todos los demás elefantes descansaban tranquilamente, y ninguno de ellos se dio cuenta de que Elmer había llegado.
A la mañana siguiente Elmer descubrió que algo raro sucedía, tras su ausencia todos los elefantes se habían quedado muy tristes, quietos y callados.
Elmer: ummm ¡qué pandilla más rara, me muero de aburrimiento¡ ¡esto hay que animarlo!
¡BUUUUH!
Narrador:    Los elefantes quedaron patidifusos
 Elefante 1:   ¡Por todas las trompas! ¡Esto sólo puede ser obra de Elmer!
 Narrador:    Y todos los elefantes rompieron a reír como nunca antes lo habían hecho.
Y mientras se reían empezó a llover. A medida que las gotas de lluvia caían sobre Elmer, iban dejando al descubierto sus colores. La lluvia ya había limpiado a Elmer por completo
y los elefantes aún seguían riéndose.
 Elefante 2:   Elmer, nos has gastado muchas bromas pero esta ha sido la más divertida ¡te hemos echado de menos!
 Elefante 3:   ¡Que alegría que has vuelto! Tenemos que conmemorar este día todos los años
Será el día de Elmer. Todos los elefantes se harán dibujos en la piel y Elmer se pintará de color elefante.
Narrador:    Y eso es precisamente lo que hacen, un día al año se pintan sus cuerpos de distintos de colores y desfilan muy contentos al son de la música.
Si por casualidad ese día ves un elefante con la piel de color elefante, ¡Recordad! seguro que es Elmer.
   FIN
 

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